Quien de la noche llega
al aire
al fuego
a la caverna donde espiamos
y nos espían
con absurda impunidad
¡la noche!
somos la humanidad ausente
los cachorros de nadie
por los que no se llora
que no se abrazarían nunca
un escupitajo de meritazgo
entre los pliegues
de las paradas de bus
los sueldos malos
del “salváte vos, pendejo”
si no se quiere terminar tirado
a la mitad del camino a ninguna parte
ostentando el logro de ser un cadáver estorboso
recordatorio de lo que no hay que hacer
felicitación de alguien más por haber escuchado los cantos de sirena
que yo no quise oír
o es la recompensa ingrata
de las devoraciones de todos los que saborean y engordan
con tus esfuerzos
sin mover un dedo
.
Imagen tomada de acá.
* de una canción de Soda Stereo